Si, lo confieso: soy fanático de Litto Nebbia. Son pocos los fanatismos que tengo pero la verdad que este rosarino me puede. No sé. Se que no es totalmente racional pero el tipo tiene una forma de desarrollar su carrera que realmente me subyuga.
No hace mucho que lo empecé a seguir de manera militante. Deben ser hace unos cuatros años cuando (Nebbia) le produjo a Andrés Calamaro su disco "El Palacio de las Flores". Fue cuando escuché la versión de Rosemary, que hizo el otrora tecladista de "Los Abuelos de
Siempre aclaró que, a pesar de que The Beatles fueron una gran influencia para él, Tom Jobim como compositor y Joao Gilberto como guitarrista eran sus “faro guía”. La obsesión de Litto Nebbis por crear acordes raros y disonantes lograron que cuando naciera el movimiento de
Pero la exploración de la música brasilera no calmó la sed de Litto. No. Rock, tango, jazz, folclore y candombe son algunas de las, variadas y heterogéneas, expresiones en las que el compositor de
Este año, Nebbia sacó lo que en Estados Unidos y Gran Bretaña llaman “Box-set”. Editado por Melopea (sello que creo Litto), esta impresionante obra se llama “Una Celebración del Rock Argentino” y consta de nueve cd´s y un libro. De esta manera, el compositor de Ayer Nomás hizo un recorrido por lo autores e interpretes más importantes que transitaron la vida musical de rock en
Esta “celebración” no hace otra cosa que reforzar una idea que vengo elaborando hace mucho tiempo: Litto Nebbia es el compositor más importante de la historia del rock argentino, sea dicho. Les recomiendo que la escuchen (a la celebración). Les va a gustar. Bueno me voy a dormir que no doy más
Les mando un abrazo y nos vemos ahí… a la vuelta de la esquina.
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Pocas cosas en el mundo disfruto tanto como entrar a una “disqueria” o tienda de discos. Pocos ya son los antros que se dedican exclusivamente a la venta de música ya que se han convertido en lugares “multi-store” donde podemos comprar películas, series para TV, libros de todo tipo, tecnología, etc (No se preocupen lectores, este artículo no será un panfleto “anti-downloading” que como sabemos es la principal causa -pero no la única- de la desaparición de estos añorados espacios).
Decía.
Entrar a una “disquería” solía ser un momento apasionante para mí. Me podía pasar horas dentro de esos lugares: buscaba distintas ediciones de un mismo disco, le rompía las bolas a los vendedores preguntándoles si “este disco es anterior o posterior a …” o buscaba en las bateas de los discos en oferta si había algún material que me interesaba por que en general iba sin un mango.
Una actividad que me gustaba era ir a las (disquerias) de
En fin.
Es sábado por la noche. Tengo una taza de te Cachamai en la mano. Suena un disco (si, un disco y no un archivo Mp3!!!) de Baden Powell en mi equipo de música. Quizás sea un buen momento de desempolvar algún libro sobre “Tropicalismo” o por que no también “Leite Derramado” (última novela de Chico Buarque). Quizás sea momento de que eso que supo ser un ejercicio intelectual vuelva a desarrollarse aquí en mi pieza. Aunque sea por última vez.
Les mando un abrazo y nos vemos ahí… a la vuelta de la esquina.
